Ser competitivo es una frase que genera los mayores elogios o los mayores rechazos, esto nos muestra la ambivalencia que nos genera, con que vivimos, la competencia.
Una clave importante la pude vivir en un taller con Daniel Taroppio, donde nos mostró y pudimos ejercitar físicamente la diferencia entre competir para ganar, el la sitúa corporalmente en el chakra 3, de la supervivencia. Diferente es competir para superarme, el lo sitúa en el chakra 5, de la comunicación, donde el otro me importa, donde ponemos algo en común.
Cuando compito para ganar, mi objetivo, mi placer, es aplastar al otro, y ese parece ser mi único objetivo. Esto es posible verlo en estos días en algunas manifestaciones deportivas, como el fútbol, donde haber perdido la clasificación es la peor de las desgracias, y buscamos un culpable.
Cuando compito para superarme, compito conmigo mismo, con el que yo era ayer, el placer es superarme a mi mismo. Una emoción que es posible observar en los andinistas, en que no le ganan a la montaña, se superan a si mismo, como lo apunta Gabriel Bunster en su blog. Desde esta emoción comparto mi alegría, la hago común.
Lo importante de esta aproximación, es que la emoción desde donde competimos es posible de entrenar, entrenemos nuestros chakra, y así nuestra capacidad para competitir como queramos.
Superar nuestras ganas de ser "winner" sólo para aplastar al otro y mostrar que soy mejor y reemplazarlo por ser mejor yo cada día. El querer ser mejor que ayer, superándonos, es lo que nos permite aprender con agradecimiento de nuestros infortunios, y no verlos como un fracaso personal, una falla de nuestro Ser.
13 octubre 2005
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5 comentarios:
No me imagino "compitiendo conmigo mismo". Lo hayo egocéntrico e inutil...una oda al perfeccionismo, sin cliente, sin valor que generar.
En eso soy tradicional, prefiero competir para ganar, que tanto si llevamos miles de años tratando de ganarle a los otros el Mamut.
Me gusta la moraleja japonesa esa del gringo y el japonés que se levantan asustados por el tigre que merodea, y el japonés antes de uir se coloca sus Nike. El gringo se burla y le dice que con zapatillas igual lo va a alcanzar y se lo va a comer. Le responde que es cierto pero antes te va a alcanzar a tí y se le va a quitar el hambre.
Y esto agregándole una componente más, que el triunfo es generar un grado de satisfacción mayor al cliente que el resto de las ofertas.
Viva la competencia, los ganadores y los perdedores.
Gracias.
Gracias Jota por tu comentario.
Creo que todas las formas de competir son validas en algún momento. Lo importante, me parece, es la conciencia que uno tenga de la forma que está escogiendo y las consecuencias que tiene.
El ejemplo del mamut que señalas es muy ilustrativo, ganamos y hoy estos animales ya no existen. ¿te imaginas si esos fueran los resultados que buscamos en el futbol?
Claro, a lo mejor ya no existiría Brasil. Te imaginas?
La cosa de los Mamuts es bastante compleja. Dicen los entendidos que fue por un enfriamiento global de la tierra (inviernos muy frío) claro que en ese momento no se le podía echar la culpa a la acción del hombre. Y ahora que tenemos calentamiento global capaz que nos extingamos nosotros.
Pero siguiendo con el punto de los Mamut, es glorioso pensar que gracias a los decubrimientos científicos (un ámbito muy competititvo por cierto) hoy se puede hacer que nazca un Mamut. Qué tal! La cosa está muy loca. Más que mal Descartes nos impulsó a la búsqueda de Dios en la prefección de la Ciencia...
Al final, creo que no somos "tan perfectos". Más bien somos muy parecidos a los mamíferos - somos mamíferos me soplan por aquí - animales competitivos que nos coordinamos e inventamos cuentos sobre nuestras coordinaciones. Viva la naturaleza.
Gracias por la referencia Raúl. Me gustó el enfoque asociando chacras activos en cada tipo de competencia. Pienso que la sobrevivencia y su chacra son esenciales y la activación de los otros chacras va relacionado con estadíos evolutivos de la persona, que podrían desencadenarse voluntariamente o ser el resultado de los transes de la vida. Bien vale igual darse cuenta de esa correlación para intervenir en esa proporción de nuestros procesos que son guiados por la voluntad, que pienso son los menos.
Raúl, creo que el gran motor de mi vida ha sido la autosuperación, el competir conmigo misma y ganarle a los desafíos que me ha puesto la vida. Al mirar hacia atrás me veo creciendo, caminando, avanzando hacia estados más abarcativos. Competir conmigo es desafiarme, ampliar la mirada, hacer de mi día un compromiso total. vivirme la vida desde la totalidad. Competir también me ha significado soltar. Atreverme a no controlar y dejar que la vida me impacte con su magia. Competir ha sido perder el control ilusorio que creia tener. No es abandono, es confianza. Competir me ha llevado a crecer!!!
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