19 enero 2006

Distinciones en espiritualidad


La enfermedad de Chile es espiritual, este fue el mensaje que me llegó con más fuerza cuando Fernando Flores nos comunicó a un grupo su decisión de lanzarse a la carrera presidencial.

Su corta campaña y su pronta retirada me dejaron la inquietud de conocer más sus reflexiones sobre la materia, y tengo la esperanza que una vez concluida esta etapa podamos beneficiarnos de sus reflexiones, como nos sucede con otros temas.

Su mensaje dejó y me dejó secuelas, en Atina Chile constituimos un grupo destinado a reflexionar sobre el tema, hoy existe la categoría espiritualidad y son muchos los que publican bajo esa categoría. Personalmente en mi blog ha sido un tema que se me aparece con alguna frecuencia, espiritualidad como un tema que empieza a emerger como inquietud entre los ejecutivos, frente a un vacío que les asoma.

Una reflexión con más distinciones la tuve en una nueva charla de Gonzalo Pérez. Gonzalo quien desde su orientación nos indicaba que la falta de espiritualidad no era un tema sólo de Chile, sino que representa a nivel mundial el triunfo, la expresión máxima de un racionalismo, con grandes éxitos materiales, que nos ha llevado al nihilismo que hoy genera la angustia en que vivimos.

Indicaba que la falta de espiritualidad se refleja en la crisis de cinco organizaciones claves para el funcionamiento de nuestra sociedad.

Salud: donde tenemos una medicina exitosa para las emergencias, pero que no nos ayuda a cuidarnos, a vivir sanos.
Educación: las escuelas se han convertido en fábricas para generar seres que requieren para el mundo productivo, pero donde no se nos enseña a hacer lo que necesitamos para ser felices.
Justicia: la justicia se ha convertido en algo lleno de códigos, administrada por unos señores que vemos lejanos, no en algo que esté determinado por una ética diaria de convivencia, donde podamos negociar y resolver rápidamente nuestros conflictos.
Políticas: al igual que la justicia la política es algo lejano, donde no participamos, y no la entendemos como la construcción de la sociedad que queremos vivir, la vemos despojada de la ética.
Religión: deliberadamente la deja para el final, la organización que expresamente nos debiera apoyar en nuestra búsqueda de la espiritualidad, se ha convertido en un intermediario que nos dice lo que hay que hacer, en vez de apoyarnos en encontrar nuestra propia espiritualidad.

Me llamó la atención dos palabras que se repetían en forma sistemática en su presentación, la invitación a hacernos responsables de nuestro futuro, evitando la tentación que alguien, Dios, Presidente, Doctor, etc., se haga cargo de nosotros, y la palabra ética, como expresión de nuestra relación con el entorno en un sentido amplio, comunidad, mundo, naturaleza.

Gonzalo, desde su conocimiento, nos indicaba que podía indicar con cierta seguridad que el mundo está evolucionando ahora hacia integrar la espiritualidad a nuestros éxitos materiales, con lentitud, pero con seguridad, y que en Chile ve condiciones para un desarrollo más rápido en esta dirección.

El camino pasa por que cada uno de nosotros asuma con mayor grado de conciencia la responsabilidad por su propio futuro, con un fuerte compromiso ético con su entorno.

3 comentarios:

Andrea Brandes dijo...

Qué buen artículo!
También a mi me conmovió la frase de Flores acerca de la enfermedad espiritual como la verdadera enfermedad de Chile. Ha pasado algún tiempo desde que la escuché, y de a poco he ido comprendiendo el verdadero alcance de la enfermedad y lo que creo, son sus manifestaciones...

Anónimo dijo...

Alguna vez escuché la frase "el nihilismo es el acercamiento adolescente que nosotros los occidentales tenemos con la nada"... hasta el día de hoy es lo que mejor refleja mi sentir.

La espiritualidad, la vivo desde el zen como la conexión con la vida sin mi ego de por medio. Es decir, las pocas veces que logro encontrarme con la maravilla de la vida y de como todo emerge poéticamente de la nada... sin que mi ego me ponga en el estado de animo de "Cómo voy yo ahí"

Gracias por tu post

Gonzalo Castillo Navasal dijo...

La Espiritualidad es una distinción que me provoca problemas, puede ser por mi aprendizaje de católico tomista, pues el Espíritu me evoca lejanía de la tierra y del entorno, aislamiento o contacto con el todo a través de Dios.

Pero si esa distinción le ponemos algún apellido -y no soy quién para ello-, podríamos remitirla a la búsqueda de las relaciones con el entorno, pasando a través de nosotros, vaciándonos en los demás y las cosas de la naturaleza. Esa sería una espiritualidad sin acción, sin espíritu, sin ánima, más bien centrada en la no acción "efectiva", esa que permite que lo que tiene que manifestarse se manifieste.

Mas, ¿Qué es lo que tiene que manifestarse? Maní, no lo podemos conocer, sólo podemos intuir (a lo kant) que hay algo allí... ...pero para intuirlo lo hacemos desde nuestro cuerpo, nuestro lenguaje, nuestra emoción... ...¿Cómo me deshago de ellas? ¿Cómo las neutralizo? ¿Cómo mantengo las relaciones sin formar un yo? ¿Cómo deshago mi yo, para dejar sólo las relaciones? Mas sujeto y objeto también es una relación, y la alternativa entre estar y no estar también lo es...