26 abril 2006

Priviligiando las conversaciones que nutren, escapando de las conversaciones tóxicas

"dime con quién andas y te diré quién eres", recordé esta antigua frase del refrán popular a partir de la reunión, a que me invita un grupo que ha formado una comunidad para los efectos de compartir experiencias, y reflexiones que enriquezcan sus vidas.


Uno de los aspectos que surgió en esta conversación, es la posibilidad de no enganchar, en medios laborales, sociales, familiares, donde predominan conversaciones tóxicas, de descalificación, de opiniones sin compromiso, de pelambres, etc... La mas obvia era por supuesto no participar en esas conversaciones, y poníamos, por ejemplo, simplemente no ver programas de televisión donde esa es la tónica.

Conversábamos como las conversaciones en que participamos, nos terminan contaminando, sin que nos demos cuenta de como ocurre, y de ahí la sabiduría del adagio popular. Si estamos atentos a este fenómeno, podemos privilegiar ciertas conversaciones y minimizar otras.

Mas aún, podemos intencionar, forzar nuestra participación en ciertas conversaciones que nos nutren, como lo ha hecho esta comunidad que me invita, y negarnos a otras conversaciones donde no sólo, no nos nutrimos, sino que nos intoxicamos.

Y las posibilidades por ciertas son mas de las que podemos imaginar, este grupo ha optado por esta vía, otros han descubierto en los blogs poder elegir las redes conversacionales que los nutren, como lo muestra este post de Mauricio Rebolledo.

Y no sólo se trata de aprender a elegir las conversaciones en que participamos, sino también aprender a que estas sean eficientes, nuestro tiempo es el recurso mas escaso que tenemos, y estar atento, despierto, a la forma como estamos presente en las conversaciones en que participamos, marca la diferencia en los resultados que logramos.

Si aprendemos a estar atentos a nosotros (y al otro), a escuchar nuestras (sus) inquietudes, a dejarnos asombrar con el Ser que somos (que es), o por el contrario lo usual es que estamos construyendo la respuesta a lo que ya sabemos me va a decir. De ese aprendizaje dependerá la efectividad de nuestras conversaciones, y de ella dependerá como influimos en el otro, y de ahí los resultados que logramos.

Mahatma Gandhi nos indica

  • Diseña tus pensamientos... se convertirán en tus palabras
  • Diseña tus palabras... se convertirán en tus acciones
  • Diseña tus acciones... se convertirán en tus hábitos
  • Diseña tus hábitos... se convertirán en tu carácter
  • Diseña tu carácter... se convertirá en tu destino.

Los tipos, la calidad y efectividad de nuestras conversaciones dependen de nosotros, y de ellas depende nuestro futuro

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Raúl.. hoy estuve en un taller con Jodoroswky y entre los múltiples temas por los cuales se (y nos) paseo,tocó el de las conversaciones.En resumen nos hizo ver que nuestra mayor fuerza terapéutica esta en ellas; en saber oir y acompañar. Dar nuestra compañía a otros solo es posible en un espacio de calidad. Tu post me recordó esto y lo comparto contigo
Un abrazo
Ana Maria

Jona dijo...

El sentido de escuchar:
"Tenemos dos orejas y una boca", ¿que querrá decirnos eso?

El "escuchar" como uno de nuestros sentidos:
"Tenemos más de un sentido"
¿Por qué he de percibir o escuchar solo con mis oídos?

Y finalmente:
¿Por qué solo ser un receptor egoísta, si también podemos ser emisores al escuchar?

Jona dijo...

Muy buen Blog, me asomaré de cuando en vez.

Mauro dijo...

Super buen tema!.....las conversaciones constructivas y las destructivas...estamos hoy, frente a una gran oportunidad pais de desarrollo y no podemos perderla por la toxicidad que se esta generando.
Una vez mas: SOPRENDENTE MAESTRO.
Sum Sum Corda.
Mauricio

Karina Puvogel dijo...

cada post que leo me deja más maravillada. Permítame decirle, Raúl, que no había encontrado esta calidad de reflexión hace mucho tiempo!