Desde pequeño a muchos nos enseñaron la importancia de dar lo mejor de nosotros mismos, de ser los mejores, y sin duda que esa enseñanza ha ayudado a muchos en su camino de superación personal, especialmente en el plano profesional.
Sin embargo, me es frecuente encontrar que esta exigencia se da en términos de los resultados a lograr, resultados que a menudo no obedecen a una profunda reflexión interna de que es lo que realmente quiero para mi, sino de la necesidad intima de complacer a otros.
Como por supuesto, los resultados no siempre se logran, se genera una sensación de descalificación al no obtenerlos y ansiedad en el proceso de conseguir esos resultados, siempre mirando lo que falta para obtenerlos. Esta obsesión que se produce por los resultados, dificulta ver y reflexionar sobre los procesos que conducen a esos resultados, generando un circulo virtuoso de la cual es díficil salir.
La reflexión requiere dejar fuera la ansiedad, la angustia, la descalifiación personal, y otras emociones negativas, incluso es posible aventurar, que un proceso de reflexión hecho desde desde la paz personal y con un cierto sentido lúdico genera procesos mas innovativos.
El otro punto a destacar es que si los objetivos no se asumen genuinamente como propios, el liderazgo mismo no es convincente, conspirando nuevamente contra la consecución de los resultados buscados.
Una forma distinta de mirar la exigencia, no es en mirar los resultados, sino en buscar mi propia excelencia, aquella que mira mi Ser, y potencia este en sus múltiples dimensiones, puede ser tanto en mis capacidades conceptuales y tecnológicas, como en mis habilidades de interacción personal, como en mi capacidad de conectarme con aquello que realmente quiero , que me gusta, y que me hace trascender. A esta última se le conoce hoy como inteligencia espiritual, versus la inteligencia conceptual y la inteligencia emocional
Y la buena noticia es que cuando nos comprometemos con nuestra propia excelencia, la probabilidad de conseguir buenos resultados, aumenta consideablemente.
Con personal comprometido con su propia excelencia, la organización funciona en otro nivel, acá surge una forma de liderazgo distinta al mero compromiso con las metas
10 abril 2005
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2 comentarios:
Mirar la vida desde el logro resultados puede dejar en algunos una vida llena exigencia, que implica no mirar el proceso sino los resultados del mismo.
Este aprendizaje es útil al momento de evaluar el impacto de algunas decisiones en la calidad de vida, la familia y los sueños.
Yo creo que un proceso de mejorar desde el punto de vista personal se puede aplicar a través el cuadro de mando integral adaptado desde el punto de vista personal, de lo que se quiere lograr, por ejemplo, una persona que quisiera mejorar en el aspecto profesional podría buscar la estrategia diferenciadora y reducir a indices medibles los resultados para asi evaluar el proceso de su mejora en terminos mensuales o semanales incluso.
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